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¡Pongamos la mesa!


Recuerdo tantas platicas y acontecimientos que ocurrieron alrededor del comedor de nuestra casa. En realidad, de las cosas más maravillosas y significativas que recuerdan las personas, una gran parte de ellas tuvieron lugar alrededor del comedor o mesa familiar.


En particular recuerdo uno de muchos acontecimientos familiares y fue el día que comunicamos que íbamos a tener un bebe, estábamos todos alrededor del comedor compartiendo unas pizzas y al abrir la caja adentro tenia la nota en donde decía “Coman y agarren fuerzas para que me cuiden, bebe en camino”. Risas, sorpresa y lágrimas de alegría salieron de nuestros padres. Una cena inolvidable.


Hoy en día, se vive de una manera acelerada y con ideas modernistas que hacen que el tiempo compartido y las conversaciones entre los miembros del hogar sean cada vez más escasas y queden a un tiempo muy reducido.


Pero es indispensable hacer una pausa, tener consciencia de que es fundamental para el bienestar y la salud familiar tomar tiempo para compartir y conversar. Dejar a un lado el televisor, el Netflix, el poco tiempo para comer, los quehaceres diarios y tomar al menos un tiempo de comida para hacer juntos, esta decisión puede representar cambios fundamentales en la dinámica familiar.


Cuando éramos niños en una mesa nos dieron nuestros primeros alimentos, nos enseñaron nuestras primeras palabras. Cuando jóvenes muchas veces tiempos de conversaciones relevantes, cambios o noticias familiares. Como matrimonios en una mesa se inició las conversaciones de novios y se hacen las conversaciones de pareja.

Por supuesto que a muchos llega a la memoria las visitas a los abuelos, amigos, de familiares. Las comidas exquisitas, las recetas inolvidables y las conversaciones animadas de sobremesa. Cuántas palabras de amor, de ánimo, de esperanza y complicidad en ese incomparable lugar de encuentro.


Y, si una familia está dividida contra sí misma, esa familia no puede mantenerse en pie. (Marcos 3:25)


Muchas cosas buenas suceden alrededor de la mesa familiar y puede ser ahí el primer punto en donde podamos rectificar algo que estamos haciendo mal, es ahí donde podemos escuchar a nuestros hijos, a nuestra pareja, es ahí donde intercambian información muy valiosa, se aconsejan, se reafirman con amor y comprensión.


Una familia con una dinámica saludable y funcional puede medirse a partir del tiempo que comparten y de la calidad y dedicación de las actividades que realizan sus miembros alrededor de la mesa de su hogar.

Los invito a que hoy, pongan un tiempo para compartir junto a su familia y que mejor hacerlo alrededor de una mesa y una buena comida.


¡Esto es simple, ahí les dejo!

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