Muchas son las necesidades que experimenta el corazón de una mujer, amor, comprensión, seguridad, ropa, zapatos, entre otras cosas. Y cada vez que anhelamos algo material hacemos todo el esfuerzo por tenerlo, es decir, si tenemos suficiente hambre, nos levantamos y encontraremos algo para comer.
O iremos a un restaurante de comida rápida con servicio en el auto. O llamaremos a algún lugar que envíe comida a domicilio para que nos traiga algo de comer. En fin buscamos muchos medios para poder solventar la necesidad que en ese momento estamos teniendo.
Pero cuando nos sentimos mal nos empezamos a dar cuenta que existe un vacío en nuestro corazón, un deseo insaciable de amor, atención, protección, seguridad, bienestar, de sentirnos únicas y especiales para alguien más, y nos equivocamos pensando que será un hombre quien llenará ese vacío, que alimentará nuestra alma de amor y satisfacción. Y es muchas veces en ese momento donde comenzamos a buscar ese "príncipe azul" y prestamos nuestros oídos y luego nuestro corazón a la persona equivocada.
Y este error nos lleva muchísimas veces a experimentar soledad, tristeza, culpa, confusión, falta de amor, baja autoestima; porque un hombre no es la persona capacitada para llenar ese vacío, sino que Dios creó esa habitación en tu corazón para ser lleno de su presencia. Una presencia que satisface, que sacia, te da seguridad, te da identidad y te hace querer más.
Hoy te invito a que en esta noche antes de acostarte, en la intimidad busques esa presencia de Dios Padre para que empieces a sentir el consuelo que estas buscando, es un buen tiempo para dejar de lado muchas cosas que te distraen, y dejar de poner a otras personas por encima de la importancia de Dios. Es tiempo de experimentar el abrazo del Padre, ese Padre que cada noche te mira con ojos de amor, esperando que le permitas entrar en tu corazón. Anhela una presencia intima con Dios Padre y veras como solo ocuparas de su amor para llenar cada vacío de tu corazón.
En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia... Isaías 26:9