top of page

Ella también quería ese último pedazo de pastel.

Mi madre y yo hace mucho tiempo atrás.

Un sábado por la tarde en Siguatepeque escuchando una charla me puse a pensar acerca de los sueños que posiblemente mi mamá dejo de lado, por cumplir los sueños familiares. Cuando era más joven y un poco más inmaduro pensaba que ella en algún momento pudo ser la directora de los Carabineros en Chile y yo me veía con guardaespaldas, en camionetas blindadas llegando a comprar unas hamburguesas por el autoservicio, con las sirenas encendidas y haciendo un gran show. Me parecía fantástica esa idea. Pero el sueño de ella fue diferente, dar fuerza, se apasiono por una familia y por apoyar a mi padre en su sueño catracho. En los problemas comunes de familia ha sido ella la que siempre ha tenido el temple de llevar las situaciones, un poco más fría que mi padre en el modo de pensar y a veces un poco más cómoda en el buen sentido de solventar las cosas por la vía más oportuna, me identifico con ella y he sentido a través de los años esa fuerza interior que lleva. Ese ímpetu que tiene para superar y seguir hacia adelante, a pesar de las tormentas de la vida siempre me ha inspirado cada minuto. Hay algo que siempre me ha gustado y es cuando ella nos daba la comida, servía el mejor plato para mi padre. En el camino de la cocina al comedor yo le quitaba algo del plato, de ahí hacia platos para mi hermano y el mío, finalmente muchas veces ella solo se servía un plato moderado. Pequeño pensaba que era porque no tenía hambre, pero hoy entiendo que ella primero se preocupaba por nuestras necesidades y después las de ella. ¿Cuántas veces ella también debió haber querido el último pedazo de pastel? Si por esas casualidades de la vida ella lee esto, quiero que sepa que vivo muy orgulloso de ella. No es perfecta, pero de algo estoy seguro de que es el regalo más maravilloso que Dios me dio. Y porque es especial, porque es un regalo que Dios lo escogió para mí antes de que yo naciera. Tantas veces que sin querer te he fallado… Perdón, pero quiero decirte algo no creas que tu trabajo como madre terminó en la infancia. Ahora te necesito más que nunca, porque siempre serás mi norte para ser mejor persona. Aún necesito que me cuides, que me protejas y que me guíes, aún necesito que me des ese último pedazo de pastel.

Y para usted que está leyendo esto, ¿Quién es esa persona que siempre va a estar a nuestro lado, que nos ha acompañado durante toda la vida y nos seguirá acompañando más allá de la vida; esa persona que nos profesa un amor de verdad y para siempre nos envuelve en cariño, apoyo y protección? Esa persona es nuestra madre, la cual, según la biblia hay que:

• Escucharla: Las madres son seres llenos de experiencias las cuales pueden sacarnos de muchos problemas o evitar meternos a ellos, siempre escuche a su madre sin importar su edad.

• Ayudarla: con el pasar del tiempo ellas también se cansan, te invito que un día consientas a tu madre para que ella también se sienta quería y la reina del hogar.

• Comprenderla: Como ser humano puede cometer errores, nuestro deber no es sacarle en cara sus errores, sea como sea la madre que nos tocó, nuestro deber es amarla y respetarla, como lo manda Dios en la biblia.

Y lo más importante no olvidar a nuestra madre, muchos hijos se olvidan de ella cuando nos casamos o cuando crecemos, empezamos a fallarles y a dejarlas en el olvido, hacemos las cosas obligados, aportamos de mala gana al sostenimiento de ella, olvidado que por nosotros ella abandono muchas cosas. A mi madre, Gracias por ser ese soporte en mi vida, esa luz, esa guía. Gracias por tu corrección y por tus consejos. Por permanecer ahí siempre conmigo, apoyarme y consolarme cuando lo he necesitado. Pero sobre todo gracias por esas oraciones que haces a Dios para que me cuide a mí y a mi esposa. Gracias por ese amor incondicional y prometo que de ahora en adelante ese último pedazo de pastel siempre será tuyo.

Entradas relacionadas

Ver todo
bottom of page